Octubre en el olor de hojas empapadas
la noche cae
precoz a la salida de clase
el rostro
maternal de la espera
una palabra un
gesto recuperados al vuelo
como se
aferra una sombra
y la realidad sigue.
La adolescente en jeans y cazadora,
la cartera a la espalda, sonríe a los ángeles
avanza a grandes pasos en el vacío
de su
destino
Ignora el tiempo medido,
el tiempo
contado, descontado
Ignora las estadísticas que la condenan
a las
constantes de una cierta edad.
A grandes zancadas camina por la acera
desierta muy temprano sonriendo a la imagen
de ayer o de mañana: todo es uno para ella
El porvenir se le muestra bondadoso,
lo posible
es su horizonte
Aprieta el paso hacia…el presente
ilimitado
que la rodea.
Poda aquí escamonda reserva
El tiempo de vivir es largo
Y todo por descubrir
ebriedades
y sueño
integridad,
identidad
El sentimiento de lo posible fue el dragón
–Cerbero vigilando en el umbral del mundo.
El fin del otoño todavía,
El río engalanado,
Estar allí mirando el agua inquieta
La familia intermitente
Sufre la misma suerte,
Prolongada en perfiles descosidos,
Fluctuante
Vivimos en la ausencia de vínculos firmes,
Y así la coyuntura nos reúne
En grupos de edades diversas
Cada cual combatiendo el tedio
De vivir, cada cual respetando
La desdicha del otro
Llevados todos a lo real en plenitud
Por lo irreal de la edad un día
En el que no aflora más que la marcha
De la estirpe
Aún golpea la existencia en el pecho,
Baten puertas,
Pupilas
Domingo, el agua libre del río
Dirige en lo profundo su caudal
Opaca, sin superficie por teatros de sombras.
La mañana cárdena y gris,
una nube alargada sobre el horizonte,
el cielo calmo que domina sobre
la ciudad–y la respiración
de millones de seres que la habitan
nos acogen al despertar.
La extensión rosa y turbia
como un ancho dosel
sobre las concreciones de edificios intactos
salidos de la noche
envuelve la urbe,
crea su intimidad
El alargarse de la sombra –sobre la hierba–
del árbol del parque,
el sol muy bajo,
de puro látigo en las fachadas su brillo
dicen la hora matinal
A la escucha de los comienzos
nos reconciliamos con el día de ayer
Salvamos lo imperceptible
por venir.
Traducción de José Luis Fernández Castillo